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Mi hermana es mi ángel y me salvó al donarme un riñón
Quito, 16 de abril de 2025
El amor fraternal salva vidas. Así lo demuestra Vanessa P., quien sin dudarlo dos veces le donó un riñón a su hermano Edgar P. Él ahora tiene nuevas oportunidades para compartir con su familia y cumplir las metas que dejó postergadas por su padecimiento renal.
Gracias a este gesto altruista pudo beneficiarse de un trasplante renal en el Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín, HCAM, de Quito y ahora se recupera satisfactoriamente.
"Mi hermana para mí es como un ángel y le estaré eternamente agradecido porque siendo la más pequeña ayudó a su hermano mayor", afirma Edgar, que tiene 48 años, es oriundo de la provincia de Tungurahua y padre de 3 hijos.
Él tiene diabetes y desde hace más de cuatro años su salud empezó a deteriorarse y tuvo que someterse a diálisis. Para su familia fue difícil asimilar su enfermedad. "El sufrimiento fue para todos, veían que no podía caminar bien, a veces ni comer, todo fue muy difícil", comenta.
Antes de que su estado de salud se complique se desempeñaba como chofer pero tras su enfermedad dejó de trabajar y al momento está desempleado pero anhela retomar su actividad.
Relata que su hermana, quien vive con él y su familia, al ser testigo de los padecimientos que tuvo durante su etapa de diálisis, le propuso donarle su riñón. "Yo al principio no le creía, pensaba que me estaba haciendo una broma, pero ella me dijo es de verdad ñaño: yo le doy mi riñón".
Con ese noble ofrecimiento empezaron los trámites para verificar la compatibilidad y se realizó el trasplante. La mejoría en su estado de salud fue inmediata. "Para mí ha sido un cambio excepcional", dijo.
Destacó que la donación de órganos debe ser un acto voluntario y de corazón, como lo hizo su hermana porque le dio una nueva esperanza de vida. "Así como yo hay muchas otras personas que esperan un riñón, por eso la gente debe donar".
Vanessa resalta que nunca dudó en donarle un riñón a su hermano. "Es un acto de amor y fe al saber que somos instrumentos de Dios y que él nos utiliza para ayudar a las demás personas. Fue una decisión valiente y lo hice porque espero que su calidad de vida mejore. Me hace tan feliz verle caminando, no hinchado y que ya come, es un milagro de Dios", dice.
Los hermanos coinciden en que la donación de órganos es un gesto altruista que salva vidas, por eso hacen un llamado a la ciudadanía para que se informe bien sobre el proceso y decidan donar para darle vida a otras personas.
Edgar agradeció a todo el equipo médico del Hospital Carlos Andrade Marín por su profesionalismo y porque siempre estuvieron muy pendientes de su evolución. "No tengo palabras para agradecer a todos quienes me ha atendido. Siento que he vuelto a nacer, ahora podré disfrutar con mis hijos, quiero hacer una vida normal y recuperar el tiempo perdido con esta nueva oportunidad que tengo", acotó.
Resaltó que contar con la seguridad social es muy importante porque este tipo de intervenciones son muy costosas en el ámbito privado. "Todos deberíamos aportar a la seguridad social que ha evolucionado mucho y nos ofrece servicios de calidad".