Gracias al trasplante podré ver crecer a mi hija y cumplir mis metas

Quito, 31 de mayo de 2024
Lo que parecían síntomas de embarazo luego de varios análisis revelaron otra realidad: Clara A., (nombre protegido) padecía anemia porque sus riñones dejaron de funcionar y debió someterse por cinco años a diálisis peritoneal antes de beneficiarse de un trasplante renal que se realizó en el

Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín (HCAM) de Quito.
Cuando los médicos le comunicaron que debía someterse a diálisis sintió que se le vino el mundo encima, sólo quería llorar, cayó en depresión; poco a poco fue asimilando su condición de salud y se aferró a la esperanza de encontrar un donador.

La etapa de diálisis fue muy complicada y con muchas restricciones, por ello afirma que uno de los mayores beneficios del trasplante es que va a convivir más tiempo con su familia y compartir fechas especiales como cumpleaños, Navidad y Fin de Año. "Yo me sentía atada a una máquina porque me hacía diálisis todos los días y no podía compartir tiempo de calidad con ellos".

Clara A., siempre mantuvo la esperanza de que aparecería un donante. Relata que donde vive no hay buena señal y los médicos no se podían comunicar con ella, pero luego de varios intentos recibió la llamada que cambió su vida: "yo saltada como una niña, brincaba y le dije a mi esposo vamos rápido y cuando llegué al hospital me dijeron que hay 3 candidatas pero la más compatible fui yo y me trasplantaron".

Remarca que sin el IESS no habría podido someterse a este trasplante porque no tiene posibilidades económicas, además, destaca el apoyo incondicional de su esposo que en todo momento estuvo a su lado para que no se rinda e hizo todas las gestiones para que ingrese a la lista de espera. "Yo siempre estuve en los controles, no me descuidé ni un momento, no me perdía las citas".

Clara A., afirma que el trasplante y el IESS le salvaron la vida; ahora podrá ver crecer a su hija y cumplir sus metas. "Tengo un nuevo órgano que me permite vivir más años, agradezco mucho a ese angelito que donó sus órganos para salvar vidas y una de esas la mía".

Esta joven madre de 31 años hizo un llamado a la ciudadanía para que se convierta en donante porque es una posibilidad valiosa de salvar muchas vidas, como en este caso que un donador salvó la vida de siete personas. "Quien dona debe sentir que un pedacito suyo vive en otra persona y le da una nueva esperanza", resalta.